El embarazo

     No se me ocurre nada mejor que empezar por el principio. Y a pesar de que alguien que me lea no esté en nada de acuerdo conmigo, debo decir que a mi no me gusto el embarazo, para mí no fue esa etapa idílica que cuentan algunas mujeres o que algunas veces reflejan las revistas o los medios de comunicación.

     Para ser sincera no tuve muchas molestias, a excepción de un dolor en la pierna que me impedía casi andar, pero si me pase todo el embarazo asustada, supongo que influyo mucho el hecho de haber sufrido un aborto unos meses antes y el miedo de que volviera a suceder no me dejo disfrutar ni un minuto, me preocupaba por todo, llevaba todas las recomendaciones de la matrona o de los libros de maternidad a raja tabla.

     Al principio sólo pensaba en llegar a la semana doce para superar el primer trimestre y que el riesgo de aborto disminuyera pero tuve la mala suerte de justo empezar a manchar esa semana...

     Una vez superado el miedo a otro aborto y cuando el embarazo estaba ya más avanzado el miedo era a que algo fuera mal ya fuera en lo que quedaba de embarazo o en el parto. Y en eso como contaré en otro momento la gente influye para mal, porque se podía quedar calladita en vez de contar todo tipo de desgracias.

     En resumen me pase todo el embarazo sintiendome un bicho raro, por estar más asustada que feliz, deseando que todo terminara bien.

     Una de las cosas que más me molestaban durante este periodo son las de la otra madres que te miran raro por preocuparte e incluso te animan a comer embutido, (porque antes se comia de todo y no pasaba nada o porque yo he comido e incluso fumado y mira que bien esta mi niño/a).

     La verdad es que ese tipo de madres me provocaban a la vez cierta envidia por su relajación y su aparente falta de miedos y rechazo porque era incapaz de comprender que puedas poner en riesgo la vida de tu hijo, aunque sea un riesgo pequeño.